Descorchar y beber a sorbos

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viernes, 16 de septiembre de 2011

The Cocktail Room, Dassa Bar y el Atelier Belge

Cocteleando en The Cocktail Bar



Comenzó la semana caliente y con nuevos, o seminuevos espacios diferentes pero complementarios en la capital.


El lunes se celebró el salón de los vinos de ATEM, un salón organizado por Luismi Martín en el que cada año por estas fechas se dan cita en el Wellington profesionaels y periodistas del sector para probar las nuevas añadas de vinos como Piedra, Do Ferreiro, Fuente Elvira, Regajal, o Vivencias ( el nuevo descubrimiento de Luismi, un vino elaborado por el propietario y hostelero Oscar Herrero). Después, visita a un nuevo multiespacio dedicado a la coctelería e ideado por Bar Concept (Tupac y Miguel); The Cocktail Room, un espacio en Castelló 98 creado como laboratorio de ideas, taller de coctelería, unidad de eventos, y tienda de bebidas premium y elementos de cocteléría.







The Cocktail Room

También esta semana se ha reconvertido el restaurante Dassa Bassa, convirtiendo su planta superior en una zona de tapas ideadas por Darío Barrio que ofrece vinos por copas al mismo precio que si lo adquiriésemos por botellas, o al menos así nos lo cuenta la siempre bellísima anfitriona y sumiller Itziar Ortega. Su nobre es Dassa Bar. En la inauguración pudimos ver caras de la gastronomía y de la moda, no olvidemos que la pareja presume de salir tanto en la Gourmets como en la ELLE, y eso deja huella y amigos.







Atelier Belge



Por último, el Atelier Belge, un acogedor restaurante a modo de bistró que es la última apuesta d Etienne Bastaits. Esperemos que el resultado sea más positivo que el de su paso por ADOC. De momento la idea apetece. Lejos de la cocina de vanguardia a la que nos tenía acostumbrados el chef, ahora su cocina se sumerge en la tradición belga y nos ofrece platos con aromas intensos a estragón, eneldo, apio... Yo probé unas intensas croquetitas de quisquillas exentas de grasa y muy sabrosas; unos espárragos a la Flamenca, marinados, con quenelle de huevo escalfado que me sorprendieron y que volvería a repetir sin duda; unos pequeños mejillones al vapor con apio muy ricos, la raya a la mantequilla negra y alcaparras que tan bien me enseñó a comer Stéphane en la Gastroteca estaba excelente, limpia de su gelatinosa espina y servida sobre un puré de patata y el Onglet (o entrepierta) servido con chalota pochada y preparado al punto para enternecer la pieza. De postre, tarta de azúcar... Suena dulzón y amerengado, pero créanme, fue de lo mejor; como lo mejor fue un maridaje con cervezas que es lo suyo y que Steve sirve como nadie: Hoegaarden de trigo para empezar con toques cítricos,o las tostadas Orval o Westmalle de Abadía para la poderosa mantequilla negra.


Decoración tenue en piedra y madera oscura; detalles de recuerdos belgas (ilustraciones de Tintin, del escriton Simenon, Adamo); ligereza en sus salsas de mantequilla y precios muy ajustados ( a mediodía menú a 11,50€). Si quieren empezar tímidamente pidan unos mejillones en la barra o unas croquetas de quisquillas.. Poco a poco irán entrando al fondo.



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