Existe un lugar, y no es La Mancha, de cuyo nombre no quiero olvidarme donde hemos tenido una experiencia de absoluto lujo y glamour y de la cual estamos recién llegados. Se trata del hotel Villa Padierna de Marbella cuya gestión impecable corre a cargo de Ritz Carlton. Está en Marbella pero podría haber estado en cualquier otro punto de la región, porque al final se trata de entrar en este lugar y no salir de allí para nada porque no hace falta. Spa (con 5 tipos de cabinas de vapor, o baño turco -aromatizadas con vainilla y coco, especias y gengibre, menta, amenizadas con música hindú-, 2 saunas secas y otra de descanso, piscina interior...); uno de los campos de golf, 'Flamingo´s' más importantes y famosos del mundo (coordinado por Harro, un profesor holandés que hará de ti un jugador decente en poco tiempo y encima con cachondeo); tres restaurantes, uno en la piscina, La Pérgola (donde sobresale un perfecto y clásico Sandwich Club); La Loggia, de cocina internacional donde recomiendo para empezar las Anchoas con o sin mozzarella (carnosas, limpísimas y justas de sal) y para continuar la Lubina con pisto de tomate y jamón ibérico (taco impresionante y en su punto, a la plancha, exento de grasa y con un aporte salino muy agradable, obra del jamoncito); y para terminar, La Veranda, donde Victor Taborda, salido de los pechos de Martín Berasategui, borda una alta cocina de autor que dará mucho que hablar. Un acierto rotundo de Ritz Carlton Spain.
Los desayunos, que para mi dan la nota definitiva a un hotel(me pasa lo mismo con los baños de los restaurantes), variado, de gran calidad (incluido el café, que mira que es difícil) y con champagne por supuesto...
Las habitaciones son DeLuxe y Suites y además tienen Villas privadas(o apartamentos, que no suena con tanto glamour pero es como me lo enseñaron a mi).
Desde luego, una estancia de tres días en este oasis de glamour es caro, bueno, muy caro... Pero si en algún momento os lo podéis permitir... Es el sitio perfecto para no olvidar.
Gracias a Almudena, Rivero, Diana y por supuesto, a Marta, nuestra Baby Sitter particular,
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