He estado varias semanas buscando un cocido en Madrid pero... Parece que es imposible si no has hecho reserva con una semana de antelación... Así que como restaurante de sustitución decidí buscar un marroquí o un árabe para compensar mi necesidad de garbancitos y chacinas...
Hace tiempo que había oído hablar de Arabia (Piamonte,12). Pero siempre lo concebí como un sitio inventado para grupos, de espacio incómodo y comida regular... Y resulta que me equivoqué. Arabia suele abrir festivos y noches, y allí me planté con mi chico el día de mi cumpleaños para encontrarme de repente trasladada a un hogar cualquiera de Maghib, paredes de cal blanca, mesas pequeñas y tapices tradicionales, música árabe con un toque actual y algo agitanado. Su carta se reparte entre unos entrantes sugerentes y unos segundos copiosos... Los entrantes no superan los 6 euros y los otros siempre en torno a los 9... Nosotros optamos por una ensalada de pepino con yogur y menta; Berenjena cremosa con un toque agridulce y el reflejo tostado del sémamo; y unos Falafel rellenos de cebolla caramelizada y cilantro, en crema de pimiento rojo... Platos generosos y sabores intensos y sabrosos. De segundo, un Cous-cous tradicional de cordero con verduras y garbanzos; y un cous-cous de pollo con pasas y cebolla caramelizada. El mejor postre, un té de menta, dulce y estimulante. Todo con cuatro cervezas no superó los 50€. Y en serio... Fue demasiada comida... Tan sólo un cous-cous, o un entrante en lugar de tres, hubiera sido suficiente.
Un par de días más tarde fuimos a conocer la Cocina del Desierto (Barbieri,1), estos sí abren todos los días y es de los mismos propietarios, pero algo más pequeño y con una carta más corta pero con los mismos precios. Pronto iremos a conocer Kim bu mbu (Colmenares,7), que promete estar a la altura, pero esta vez, homenajeando la cocina africana, difícil de encontrar en nuestro país.
Espacios exóticos donde comida, decoración y un servicio excelentes se dan la mano por un módico precio.
También hicimos el intento en La Cava del Faraón, en la calle Segovia, pero nos salió el tiro por la culata ¿a quién se le ocurre servir cómo típico plato egipcio dos brochetas de pollo sin aderezar con ensalada de lechuga iceberg y rodajas de tomate? Caro, de cocina regular y servicio lento. Eso sí, te ofrecen un baile del vientre de chica semidesnuda,más rumana que egipcia, de 4 minutos.... No sé muy bien si esto es un detalle positivo... Hay que aguantar durante esos 4 minutos las campanillas del vestido danzando dentro del oído .
Pd. Se recomienda hacer reservas con tiempo, no soy la única que ha descubierto las virtudes de estos deliciosos y aromáticos restaurantes.
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