Descorchar y beber a sorbos

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viernes, 27 de agosto de 2010

PROHIBIDO.... HASTA DONDE?














He comido hoy con mi amiga Elena Pocapena en el Hard Rock (siempre quedo con ella en este lugar), me encantan de este sitio dos cosas. Primero, puedes comer a cualquier hora; segundo, su ensalada Honey Citrus (lechuga, pimiento rojo, Gorgonzola, mandarina, cebolla dulce, nueces de Macadamia, arándanos secos y vinagreta de mostaza, miel y cítrico). Para beber, Coronita, pero helada ¡POR FAVOR! No hay nada peor que una cerveza no muy fría y me da igual que sea rubia, tostada, negra o de colores.

Bueno, el caso es que he comido con mi amiga Elena en este lugar y con su amigo Blacky, su guapísimo, educado y encantador Cocker... Aunque realmente Blacky no comió ni se sentó a la mesa, ni siquiera asomó su húmedo hociquillo a la terraza del famoso bar-restaurant norteamericano. Nada más tomar asiento en la terraza, el encargado se abalanzó para prohibirnos permanecer allí con semejante bicho. "La gente no quiere comer con un animal de tanto pelo cerca, le da asco, no quiero quejas". Mi amiga, colocó a su amigo a 2 metros de distancia de donde estaba inicialmente, concretamente al otro lado del seto (donde no había sombra, 27 de agosto, a las 15,00horas, plaza de Colón, 38ºC). El pobre animalucho se iba introduciendo poco a poco bajo el seto aspirando a encontrar un pedacito de sombra. Cuando consiguió colocarse (o esconderse) entre seto y seto, Carlos, el encargado, salío con la escopeta (es un símil, pero si la hubiese tenido seguro que la hubiese sacado) y nos despidió de la terraza.





Engullimos nuestra ensalada rápidamente y salimos pitando, con nuestro amigo Blacky.





A mi, los niños y los perros me encantan, pero para los demás. No tengo niños ni pensamiento de tener, tampoco tengo perros ni pensamiento de tener.
Tampoco me gusta aguantar ni a un perro ladrando o babeando, ni a un tio gordo fumando un puro o sudando, ni a unos niños gritando o llorando. Pero... ¿dónde está el límite? Porque, obviamente, no se les puede erradicar del mapamundis ¿o sí?

El perro de mi amiga está educadísimo, la terraza estaba medio vacía, y el can se mantenía atado a 4 metros de distancia de cualquier comensal, al aire libre; además, en suelo urbano ¿tiene derecho o no?; ¿tiene derecho a entrar en un restaurante un señor o señora que trabaja en un andamio a pleno sol y llega su hora de comer?¿o tienen que limitarse a comer bocatas todos los días debajo, como mucho, de un árbol, con su sombra como aire acondicionado?; la señora que tiene un bebé, ¿tiene derecho a quedar con sus amigas para tomar una ensalada en primavera, con la llegada del buen tiempo?; ¿o está destinada a permanecer encerrada en casa con su hijo y salir tan sólo cuando llega la niñera (si se lo puede permitir, si no tendrá que esperar a que el niño cumpla 18) o la suegra?

Sinceramente, no lo sé. Quizás depende del tipo de establecimiento. Lo que sí puedo decir es que en la terraza del Hard Rock había un tremendo letrero que prohibía fumar, ¿donde estaba el letrero que prohibía la entrada de perros?, "se da por supuesto que los perros molestan" nos contestaron. Lo que extraño fue que no ataran y pusieran un bozal a los dos niños que estaban detrás de nuestra mesa gritando y tirando comida al suelo... Serían de otra raza.

¿Donde está la normativa?¿Por qué debemos suponer o adivinar algunas leyes?, y lo que es peor, ¿por qué debemos permitir y asumir una ley que por parte del contrario no se cumple ¿Donde está el dichoso aviso o cartel?

Insisto. No soy una amante de los animales, y no soporto que se me suban encima, que me babeen ¡NI LOS QUIERO EN MI CASA, QUE ES COMO DE CRISTAL! Pero en una terraza amplia, con muchos metros cuadrados vacíos, en una plaza pública como es la de Colón, a un mínimo de 4 metros de cualquier comensal y sin pronunciar ni un sólo "guau"...

Pd. En algún post leí sobre un hotel en que aceptaban encantados a los perros porque no se lavaban los pies con las colchas, no robaban los albornoces, etc... Ojo al dato.


¿Y si algún día a alguien le molesta el amor?























































miércoles, 25 de agosto de 2010

LA BOELLA, DESCANSO ENTRE OLIVARES




Hay lugares que están creados para el descanso, lugares donde aparcar el estrés, encontrar inspiración, recapacitar acerca de nosotros mismos y de los demás, etc... Y aunque mi verano ha sido agitadito, pero bastante relajado al mismo tiempo, he decidido darle la última pincelada a mi paz interior visitando la finca de La Boella, un espacio único en la Costa Dorada, situado en la carretera que va desde Reus hasta Tarragona.(http://www.laboella.com/)

La Boella, en origen, es un olivar que data de la época medieval, su edificación surge en el siglo XII y sus tierras siempre se han destinado al cultivo agrícola. El gran éxito de este complejo parte de sus aceites, formando parte del club Grandes Pagos del Olivar, y recibiendo durante varios años consecutivos el premio del Ministerio de Agricultura como Mejor Aceite de Oliva Virgen Extra de España; pero en La Boella también se elabora vino, dos tintos titulados Mas La Boella, uno de ellos con crianza (pertenecen a la D.O.Tarragona). A partir de sus excelentes productos, La Boella se convierte en restaurante y salón de convenciones y eventos, y más tarde en hotel. Un hotel exclusivo para clientes exclusivos que, reitero, buscan la máxima tranquilidad. Sus 13 habitaciones, diseñadas con tonos neutros y maderas, y dedicadas cada una de ellas a una variedad de uva distinta, representan un lujo casual en el que no falta detalle (me encantaron los Amenities de BVLGARI).

Pero lo que me siento obligada a destacar es su restaurante, Spai Fortuny (su nombre rinde homenaje a Marià Fortuny), donde una cocina de producto, en la que predomina el mundo vegetal, surge de la mano del muy joven Manuel Ramírez (de nacimiento andaluz).

Dispone de varios menús degustación, uno de ellos descaradamente dedicado al oro líquido "El elixir dorado", insignia de la casa (60€). A nosotros nos sirvió un menú gastronómico (65€), pura cocina de mercado, donde el producto, insisto, es predomintante. Para empezar, un bocado de Pollo de corral con queso de cabra de Albió y trufa de verano; a continuación una Sopa de tomate de su propia huerta con langostinos de Vinaroz y jamón ibérico (posiblemente el plato que más me gustó del menú, por su frescor, su sabor y el sutil manejo de las hierbas para realzar su sabor a huerta); siguieron unas Gambas de Denia con papada de cerdo (las gambas hablan por sí solas y la papada estaba muycorrecta, jugosa); dos pescados a continuación, el primero, Rubio acompañado de una cremita de romesco y ajo quemado (una combinación perfecta) y Lubina salvaje con fruta a la parrilla y aceite de vainilla ( la fruta a la plancha estaba muy rica, pero a la calidad de la lubina le sobraba compañia, sobre todo una compañía tan descarada); casi a punto de rendirnos nos atrevemos a dar un bocado al Cochinillo, confitado a baja temperatura con parmentier de patata y peras al vino (a mi juicio, gran mano tiene Ramón para este plato, teniendo en cuenta que amigos como Mario en Coque u Oscar en Maracaibo, me han hecho muy exigente), lástima no haberlo pillado con más hambre. Terminamos con unas Orelletes o Pestiños, servidas con helado de leche de oveja fresca y rociada con hilos de chocolate caliente.

En la parte del servicio, Amalio Merino, maestro en la sala y en la elección de los vinos, tuvo desde el principio un trato amable, cálido, profesional y de máxima atención. Para empezar, nos sorprendió con un excelente cava de la región Carles Andreu Brut Nature. Nunca antes había oído hablar de él, pero acabé con una caja en el maletero del coche. Está elaborado con las autóctonas de la zona, Macabeo y Parellada. Si lo ven por alguna parte, no duden en hacerse con él (su precio en la tienda de La Boella no supera los 6 euros). Luego un rueda, Martivilli... que no está mal, pero eché de menos algún blanco de la zona, al menos de Catalunya, que de esos tienen, y muy ricos. Para cerrar, acompañando el soberbio cochinillo, su Vi de Guarda La Boella, redondo y muy frutal, algo lácteo también, de los que se beben facilmente y con gusto.

Recomendación: Escapadita romántica y noche en su hotel, cena en Spai Fortuny, desayuno recién hecho completo (servido desde cocina en su mayoría); y aperitivo con una cata de aceite o de vinos en su tienda, especialmente acondicionada para ello.

Gracias especialmente a Sonia Pau, por tu preocupación constante por nuestro bienestar.

Pd. Los aceites de La Boella se elaboran con la variedad Arbequina en su mayoría, pero también embotellan aceite de las variedades Arbosana (autóctona) y Koroneiki (griega).











lunes, 23 de agosto de 2010

DE ANGEL LEÓN Y DE POR QUÉ ES EL 'CHEF DEL MAR'








Bautizado como el 'chef del mar', Ángel León hace su agosto en el Puerto de Santa María en Cádiz. Y digo que hace su agosto como podía decir que hace su verano, pero ahí queda. Y es que la cocina de un pequeño gran genio culinario, ubicada en el culín de Andalucía, tiene sus misterios pero también sus vacíos.



Ya contaba yo, en mi letter anterior, que tuve la oportunidad de ir hace unos pocos días a descubrir en primera persona las delicias de León, y que no sólo no me decepcionó, sino que me fascinó.



Local pequeño y modernito con su ya famoseta foto con el pulpo como delantal según entras a la derecha. Manzanilla en rama para abrir boca... Que lo del mar bien merece un aperitivo yodado.



Para el centro, y hasta que se acabe, una Torta fina estilo Magrebí, crujiente, con lomo ibérico finísimo cubriéndola, buena y delicada idea, un punto de contraste de animal de tierra salado para una cocina predominantemente marítima. Primero, y atacando fuerte, nos planta en la mesa una diminuta cucharita con una pomada negra en su interior, si el veneno se hace en frascos pequeños, León hace el mar en cucharita pequeña, a base de plancton, en esta ocasión un alga llamada Tetraselmis; unas finas piezas de Caballa adobadas con mimo a continuación; Coca de sardinas asadas sobre huesos de aceituna, una delicadeza tibia, limpia y con un marinado muy sutil; Raviolis de choco con caldo de mojama, los raviolis explotan en la boca mezclando lo sabroso del caldo con lo sabrosísimo del interior (para mí, un 10 a este plato, frente a otras opiniones); luego le siguió el Rissotto o Arroz meloso (no lleva queso) de plancton, de sabor intenso a alga (recuerda algo a las espinacas cocidas), rodeado de un cordoncito hecho con tartar de calamar crudo y ali-oli ligero (su novedad de este verano, sabroso y rico); luego dos pescados, primero el Cazón que descansa sobre una cama o mouselina del plasma de su propia sangre (centrifugación) sorprendente y nuevamente sabroso y luego una Lisa o Albur con su pil-pil de lechuga de mar y buñuelitos de camarón. Algo platónico (que no sólo planctonico) tiene Angel con este pescadito al que le ha dedicado un cuento; de él nos explica la mala fama infundada que tiene, sólo porque una de sus funciones es la de ser riñón del mar. Su textura es similar a la de la lubina o la corvina, tersa y suave. Cierra capítulo con un sorbete delicioso de manzana verde con su crujiente (se me hizo chico la verdad, adoro los sorbetes cítricos muy bien hechos) y un Bizcocho caliente de Medina Sidonia con leche fresca y canela, parecido al archiconocido y ya aburrido pastelito caliente con chocolate líquido por dentro, pero esta vez con todo el sabor almendrado que nuestro León le ha querido dar.



El menú fue maridado con vinos de Bodegas Pirineos, de cuyos blancos ya saben que soy fan declarada y cuyo rosada me tiene cada día más cautivada...



Angel, quillo, a ver cuando se prueba ese embutido rico que acaricia el corazón.



Como decía.... La cocina de un pequeño gran genio no debe quedarse en el culín de Andalucía... Esperamos y sospechamos que en breve, hará sus pinitos por la capital.








LAS CARRERAS DE SANLÚCAR DESDE UNA COPA DE SOLEAR



Cuando pasa mucho tiempo y no sabemos de alguien, o está criando malvas o está
demasiado bien como para dar una pequeña señal de vida... Eso ha sido de mí estas últimas semanas, estaba demasiado bien...






Mi último destino y placer turístico y gastronómico ha sido Sanlúcar de Barrameda, y eso no iba de champancín si no más bien de manzanilla, y lo que son las cosas... Tres días seguidos degustando el único vino que existe femenino (si saben de otro, por favor, no me dejen con la duda), y ni pizca de ardor de estómago, ni sospecha de embriaguez más que una justa alegría y ni asomo de resaca mañanera.

Tres días dedicados en cuerpo y alma a las carreras de caballos de la playa de Sanlúcar, con Grupo Barbadillo como anfitrión.

Visita a las bodegas, auténtico templo dedicado a los vinos de la zona, instalaciones impresionantes, (no en vano es habítual celebrar casamientos dentro de la bodega); y una cata para finos paladares amantes de los vinos del Marco de Jerez; además de la Manzanilla Solear, delicada y salina, tomamos mi favorito, su Palo cortado o 'palo cortao', Obispo Gascón, aterciopelado e intenso, perfecto para acompañar el lomo y el jamón de Sierra Sevilla (la empresa de ibéricos de Barbadillo) tal y como hicimos, y un Amontillado Reliquia, sereno, licoroso y de trago largo, aunque mi favorito, insisto, es el anterior. A mediodía, comida en Aponiente, con Angél León. He de decir que me sorprendió... Pensé que me ocurriría lo mismo que otras veces, tanto escribir de una persona o de un restaurante y tanto hablar de ello me suele decepcionar llegado el momento de probarlo realmente, como cuando oyes hablar mucho y demasiado bien de una película y luego se te queda ese vacío de "... y ahora qué". Pues no fue el caso, el sabor a mar profundo que desprende la cocina de León, las depuradas técnicas, y su honestidad con lo que le rodea no puede dejar indiferente y no puede decepcionar.... Pero a él le dejo para la mi próxima misiva.

Y por la tarde, el momento de las carreras de caballos. Desde el palco VIP de Barbadillo, escasa visibilidad, pero las televisiones instaladas en cada caseta nos dejaban pista de ellas. Y al final, pues eso era lo de menos, aquí a quien se jaleaba era a los vinos de Barbadillo (gran éxito para el blanco Castillo de San Diego de Barbadillo y para el rosado de Bodegas Pirineos, que los lugareños tomaban con hielo), la manzanilla, el picoteo y el cotilleo. Por los palcos se dejaban ver Antonio Jiménez, Carlos Herrera, etc... Cena y risas en las bodegas.


Y mosquitos. Segundo día, y con el repelente de mosquitos más intenso que pudimos encontrar (literalmente, nos comieron uno a uno a cada uno de los plumillas y acompañantes que por allí nos paseamos, Alberto, Miriam, Susana, Sebas, Valentín, Paz, Xavier, Pepe y la que suscribe...), nos adentramos en los víñedos de Gibalbin con su enóloga catalana, Montse (casi tan delicada y elegante como su manzanilla, por cierto). De todo lo que conocimos y probamos... No pierdan ojo a algún tinto que saldrá pronto con variedades nuevas para la bodega. Comida en Casa Bigote, ¡qué ganas tenía! ¡y cuanto me ha decepcionado! Este si es un caso de 'mucho ruido y pocas nueces', y no es que se coma mal, un Morrillo de atún a la plancha con pimientos asados y un Rape en salsa de pan tostado geniales, también los langostinos, pero los platos con intento de innovación resultaron bastante fallidos... como el Calamar frío relleno de sí mismo, insulso y sin gracia y la Caballa con vinagreta de tomate y salmón ahumado, sabor excesivo el del vinagre, dura la carne de la caballa y un salmón ahumado fuera de lugar.... En definitiva... En cuestión de clásicos, Balbino, donde cenamos tras las carreras de ese día y lugar que ya conocía gracias a mi amiga Sofia, sigue siendo mi favorito de la zona. ¡Viva, viva y viva, sus tortitas de camarones!

Último día, viaje en barco, desde Chipiona a Sanlúcar y de Sanlúcar a Chipiona. Broche de oro. Más de cinco horas navegando y chapoteando entre el Mediterráneo y el Atlántico con una cámara repletita de Solear y los vinos blanco Mesache y rosado de Bodegas Pirineos, con picoteo de tó... Quesito, curados, cazón, carne mechá, croquetas...


Viajes como estos dan sentido a la vida...
Gracias a Sofía, Nachete, Fori, Rosario... Son un lujo como equipo y como personas.












martes, 10 de agosto de 2010

LA LONJA DE CALPE, MARISQUITO ECONÓMICO Y RESULTÓN



Costa a pie del Peñón d´Ifach






Aunque a la mayoría de los veraneantes les gustaría desviarse hacia el sur, hasta las aguas azul intenso de Zahara de los Atunes, Cabo de de Gata, o Tarifa, lo cierto es que Levante sigue siendo uno de los destinos mayoritariamente escogidos por los españolitos de interior, sobre todo en épocas de vacas flacas. Y detrás de estos, llegan los italianos, cual anuncio de Carrefour. Benidorm, Gandía o Calpe son algunos de los pueblos de veraneo más frecuentados, precisamente por Calpe paseamos hace algunos días para ver de cerca el Peñón d´Ifach para comer algo de marisco económico y resultón.

Como si fueramos moscas... Pegajosos y escocidos por el agua del mar y por las lociones con aroma a coco (parece mentira, todavía sigue pegando el coco en estos productos, ya podían hacerlos con aroma de autor: Aceite con Aloe Vera by Quique Dacosta Factor 12), que se mezclan con la finísima e infiltradísima arena por todos los rincones de nuestro cuerpo, pelo, bikini y pareo; los veraneantes acudíamos en masa, y a la misma hora,hasta La Lonja, donde cerca de 20 ó 30 restaurantes-chiringuito ofrecen la mayor mariscada con el precio más barato... Y además te regalan un vasito de sangría, fritura y jarra de cerveza. Los camareros desde la puerta te persiguen con el vasito de sangría, te paran, te meten los carabineros por los ojos y casi te hacen el menú al gusto. Acabas picando y al final... Pues sí que resulta abundante y barato.





Buena opción para comer o cenar algún día en este rinconcito del Mediterráneo si uno no es muy escrupuloso... El mantel es de papel, el ali-oli de bote (soy fan de Chovi, lo reconozco), las copas no tienen más de 30cl. de capacidad pero sí algún churrete y los vinos son los que son, y no le pidan más a la cosa. Entre las mesas, negros africanos venden relojes y bolsos de falsete, los marroquíes manteles y alguna gitanilla se acerca con el romero y pidiendo la voluntad, mientras los camareros, sudorosos y apresurados hacen su agosto incluso con sonrisa y salero, que se lo saben bien: cuando llega el final de septiembre se vive de ello.

Descubrir este rinconcito se lo debo a Isabel, que es asídua (aunque este año lo haya cambiado por el Caribe), y mira tú, que yo he repetido... Será que no está tan mal...

Eso sí, luego un Gin Tonic como dios manda... De los de local de moda, los que destrozan el presupuesto previsto al salir de casa... Pero que se le va a hacer...

martes, 3 de agosto de 2010

MARIO SANDOVAL & CRISTINA, JUST MARRIED











Como recién sacada del horno, acabo de salir de la gran boda de la gastronomía de este año, lo de recién salida del horno es en sentido figurado pero podría ser algo literal si tenemos en cuenta los 40º que rozamos en la capital. Vamos, a lo que vamos, que por fín llegó la gran boda del chef Mario Sandoval y Cristina Pérez, a la que conocí precisamente por motivos laborales, ella trabaja en marketing y comunicación para la firma Nintendo.



Lo primero que debo decir es que, cual Cupido, fui la artífice de la presentación de ambas partes un domingo, durante una fiesta en el hotel Me... Quién me iba a decir lo que depararía ese frugal momento... Lo segundo que debo decir es que son partes perfectas la una para la otra... Como la naranja y el chocolate, el queso y el vino o el foie y el Sauterns... Él, listo, trabajador, atractivo, ambicioso, luchador, y muy amigo de sus amigos... Ella, guapísima, sofisticada, detallista, independiente y serena... Pero los dos jovencísimos y con un mismo objetivo... Ser el uno para el otro.

Bueno, ya ha quedado claro que los adoro... Ahora paso a cotillear la gran boda....

La ceremonia...





Ceremonia por la iglesia en el Cerro de los Angeles a las 18h... con un público a punto de derretirse por el calor y un montón de pingüinos vestidos con chaqué (exigencias del guión) a punto ser convertidos en líquido. La boda muy bonita, ella preciosa vestido por Francis Montesinos (que estaba en la boda, por valenciano como ella y por amigo de la familia); y él nerviosísimo... La música elegida fue perfecta y el cura un tanto particular, debía haber confianza porque el puntito de sarcasmo no era muy habitual




El festín...

Luego fiestorro en la Romanée, des las 19,30 hasta las 8 de la mañana. El despliegue de personal y el derroche de manjares y champagne fue de órdago. El cóctel duró 3 horas, demasiado para mí que no suelo comer en los cócteles pero sí darle al champancín... Acabé tomando coca-cola. Pero lo que sí hice fue mirar... Jamoncito (que sí, del mejor), marisco, quesos, y mil delicias que salían de cocina como unas sardinas marinadas en una lata de porcelana o las tortillas de camarones tendidas con una pìnza en miniatura como si fueran sábanas...Todo delicado y exquisito... como ellos.
Luego llegó la cena, a las 22.30. De aperitivo, caviar de Riofrío con crema fina de patata (a lata por cabeza... para que nadie diga nada); Ajoblanco con foie fresco a la plancha y cerezas rellenas de esferificaciones de Jerez (atrevido y controvertido); Atún a la brasa (podría haber sido mantequilla, que bocado tan perfecto); Cochinillo (para quien lo conoce, sobran comentarios, para quien no lo conoce ¿a qué espera?). De postre, una sorpresa de chocolate de Paco Torreblanca (yo no soy chocolatera y me duró menos de un minuto en el plato) y para beber... Muuuuuuuuuuuuuuucho Ruinart, un derroche de Ruinart... aunque también el albariño Valdamor (el vino de los propietarios de Combarro) y el tinto de Carlos Falcó, Dominio de Valdepusa (que por cierto, acudió a la boda) fueron firmas a tener en cuenta. Y luego copas... Muchas copas para todos los gustos.

El servicio tropezó un poco al principio, pero luego se recupero. Supongo que influyen los nervios cuando sirves al jefe.

El baile...
Escogieron un tango para abrir el baile, y hay que tener valor para escoger un tango ¡con lo difícil que es, madre mía! Se notaba que saltaban algunos pasos, pero es que hay que tener en cuenta que el baile venía después del beborcio... Y aún así salieron airosos. Una banda enorme para un público enorme... Y luego, más tarde... Dj en la discoteca.

El qué más bailó, el hijo mayor de Patón... Sin duda... Y es que los dos, Oscar y Saúl, son para comérselos... Educados, simpáticos y con salero, además de guapísimos (los ojos de Alma, de la madre, hacen mucho). Gran futuro.

¿Quién estuvo y quién no?
Sin duda, el gran ausente fue el padre, a quien se hizo mención en la Iglesia. Pero eso no evitó que Mario se viera arropado, como siempre ha sido, por el resto de su familia cercana, Teresa su madre, emocionada y con muletas, José (nuevo entrenador del Rayo, además de maestro asador de cochinillos único), Rafa (el maestro de los vinos ) y Diego (es el único que queda libre... de momento chicas). Y por supuesto de cientos de amigos. Concretamente algo más de 400.

En materia de cocina estuvieron los que se esperaban. Pedro Mario del Ermitaño, Marcos Morán de Casa Gerardo, Alberto Chicote, Juan Pablo Felipe, Darío Barrio, Sacha, Andrea Tumbarello, Adolfo y sus hijos, Salvador Gallego, Pedro Olmedo, José Luis Estevan... Uf muchos. A los que sí eché de menos fue a Paco Roncero y a Joaquín Felipe... Exigencias de trabajo, supongo, porque son lo de los que no debían faltar.

Caras conocidas del sector medios como Susana Gómez de Canal Cocina, Concha Crespo, Antonio Iborra, Eva Celada y algunos más... como los fotógrafos del ¡HOLA! y el inseparable de Mario, Félix Soriano y alguna agencia de comunicación.

Manuel Quintanero y Sandra también estuvieron allí, cuando estaban casi a punto de coger sus maletas. Han cambiado Brasil por Levante... Y es que este año el esperado evento de Millésime en Brasil ha sido aplazado para primeros del año que viene...

Y otros amigos... Cristina, Isabelita, Way... Marisa, Itziar...








También me extrañó no ver a algún crítico y a Ana, quien fuera mano derecha de Mario durante muchos años en imagen.



Como decía, ellos de chaqué (que duró poco encima) y ellas de traje largo la mayoría y una gran presencia del color rojo (yo no, yo iba color aquamarina)... Algunas se atrevieron con el tocado.... Y cuando digo que se atrevieron me refiero al valor que requiere llevar semejantes abalorios en la cabeza... cuestión de gustos claro....
En resumen, una boda donde nada debía faltar y nada faltó...

Gracias a Cristina y a Mario por invitarme a compartir con vosotros un día tan especial.